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La empatía: Una herramienta para potenciar la práctica pedagógica

Escrito por:  Julián David Barriga Agudelo
Comunicador Creativo – Armónico   

En las prácticas de mejora pedagógica es muy común que los docentes enfoquen sus esfuerzos en perfeccionar sus métodos de enseñanza, prestando atención a las maneras y formas en cómo aprenden sus estudiantes, procurando impartir conocimientos teóricos que correspondan al debido cumplimiento de un pensum de enseñanza, y que resulten importantes dentro del proceso formativo de las personas.

Claramente, este es un aspecto relevante que no se debe dejar de lado y requiere de esfuerzos para su mejora continua. Dentro de la pedagogía, observar los procesos, métodos y formas que respondan cómo enseñar de manera adecuada, es un factor clave para garantizar el cumplimiento de los propósitos finales de un curso o programa específico.

Sin embargo, es común que los esfuerzos se dirijan en su mayoría al enfoque de la pedagogía y se reste importancia sobre los factores sociales que confluyen dentro de un aula de clase. También es fundamental que las y los docentes sepan y entiendan que están en constante interacción con personas; lo cual representa entender que su ejercicio profesional está sujeto a factores que influyen en sus grupos de estudiantes de forma directa y derivan de las interacciones sociales en concreto de esa persona.

Podemos entender este planteamiento tomando como ejemplo el caso de un estudiante que no demuestra interés por cursar la asignatura, manifestándose a través de acciones irreverentes, aisladas y despreocupadas frente a las temáticas propuestas por las y los docentes en clase.

Es muy probable que los docentes sientan que la falta de interés, se deba en gran parte a que su clase pueda no parecer del todo interesante, o que su metodología no logra cautivar la curiosidad de ese estudiante en particular, por tanto, recurren a buscar soluciones basadas en el cómo se da la clase revisando las estructuras teóricas y conceptuales.

Sin embargo, se ha hecho evidente en muchos casos que la raíz del problema por parte del estudiante no radica en el cómo se dicta una clase o la metodología usada por el profesor. Muchas de estas situaciones derivan de condiciones internas y personales del aprendiz como, por ejemplo, las dificultades económicas que atraviesa su familia, alguna decepción amorosa, entre muchas otras circunstancias que afectan directamente la motivación de la persona. Incluso muchos de estos casos pueden ser consecuencia de padecer bullying, lo que puede generar afectaciones psicológicas en el individuo que entorpecen el desarrollo normal de su aprendizaje.

Acá es donde juega un rol fundamental el valor de la empatía que, según definición de la RAE (Real Academia Española), consiste en la capacidad de identificación con los sentimientos o situaciones que vive otra persona y acompañarla durante el proceso.

Por tal motivo, bajo este tipo de coyunturas es necesario que las y los docentes adopten un enfoque más abierto y empático hacia el estudiante, generando espacios donde este se sienta con la confianza de contar abiertamente sus problemas o dificultades personales. Claro está que dicha confianza no será inmediata, por tanto, no hay que esperar a conocer a fondo la profundidad de la situación, se requerirá de tiempo y paciencia para conseguirlo, pero si mantiene el enfoque desde la empatía y se usa las estrategias adecuadas, se conseguirá.

Ejercer la empatía como una herramienta para potenciar la práctica pedagógica trae una gran serie de beneficios, entre los que se destacan entablar una relación más abierta entre estudiantes y docentes, mejorar los resultados académicos generales del grupo de clase, reforzar los valores y el buen trato hacia los demás, permitiendo fortalecer las relaciones grupales, y facilitar la apropiación de trabajo no solo en las y los docentes sino también en los aprendices.

En este punto puede que usted tenga claro qué es la empatía, por qué es importante aplicarla para tener un mejor entendimiento de sus estudiantes y los beneficios que cultivarla puede traerle en su práctica docente, sin embargo, se estará preguntando cómo hacerlo o cuáles son las estrategias que le permitirán llegar a esa meta. Por tal motivo, a continuación detallaremos una de las maneras más fáciles y útiles de hacerlo, haciendo uso del método del Mapa de la empatía.

Mapa de la empatía: una poderosa estrategia de entendimiento individual.

Vale aclarar que el Mapa de la empatía no surgió propiamente de los ámbitos académicos, por el contrario, su origen se remite a las prácticas del pensamiento de diseño. Aun así, este enfoque se puede aplicar al mundo académico con grandes resultados.

Para hacerlo se debe plasmar el entendimiento sobre la postura del otro apoyándose en un mapa de ideas. Es fundamental que las y los docentes se tomen el tiempo de buscar papel y lápiz y dibujar un cuadrado dividido en cuadros más pequeños etiquetados con los siguientes títulos: ¿Qué ve?, ¿Qué escucha?, ¿Qué piensa y siente?, ¿Qué habla y hace?, ¿Cuáles son sus dolores y cuáles sus necesidades? (Puedes descargar la herramienta aquí.)

Fuente: RD Station – Mapa de empatía: Qué es y 6 pasos para crear uno de calidad.

Los 6 pasos para completar el Mapa de la empatía. 

1) ¿Qué ve?: el primer paso consiste en entender los estímulos visuales que percibe una persona, para ello es importante formularse las siguientes preguntas:

¿Cómo es el mundo en el que la persona vive?

¿Cómo son sus amigos y familia?

¿Qué es lo más común y cotidiano en su vida?

2) ¿Qué escucha?: aquí se debe pensar en qué es lo que oye esa persona, no solamente refiriéndose al aspecto sonoro de sus gustos musicales y conversaciones, más bien en el sentido de los medios de comunicación que consume, su entorno y modelos de referencia. Es importante responder a:

¿Cuáles son las personas e ideas que lo influencian?

¿Cuáles son sus asignaturas favoritas?

¿Qué escucha de sus amigos y familia y sobre cuáles temas?

3) ¿Qué piensa y siente?: se refiere a los pensamientos y sentimientos del individuo junto con el contexto.

¿Cómo se siente y se relaciona con el mundo?

¿Cuáles son sus preocupaciones y cuáles son sus sueños?

4) ¿Qué habla y qué hace?: acá se debe prestar especial atención a sus patrones de comportamiento tratando de definir el por qué de estas acciones.

¿Sobre qué temas habla con sus amigos y familia?

¿Cómo actúa?

¿Cuáles son sus actividades diarias y hobbies?

5) ¿Cuáles son sus dolores?: es el paso que quizás más requiere del factor empático y se deberán considerar las circunstancias que ocasionan dificultades en la persona.

¿A qué le tiene miedo?

¿Cuáles son los obstáculos que debe superar para conseguir lo que desea?

¿Qué le frustra? 

6) ¿Cuáles son sus necesidades?: tiene relación con lo que se puede poner en práctica y las posibilidades concretas del individuo.

¿A dónde quiere llegar?

¿Qué acabaría con sus dificultades?

Luego de estudiar y comprender el paso a paso que compone el Mapa de la empatía, lo debe realizar de forma individual; muy probablemente usted no tendrá las respuestas para contestar a los interrogantes que pertenecen a cada uno de los pasos, pero para ello se podrán implementar una serie de actividades sencillas y prácticas.

Estas actividades pueden consistir en generar espacios didácticos donde el estudiante responda a una serie de preguntas abiertas y divertidas, de una manera que resulte totalmente indirecta pero que deje a las y los docentes conocer de primera mano los factores que permitan resolver el Mapa de la empatía.

Ejemplos sobre cómo formular estas preguntas de forma creativa pueden ser semejantes a las siguientes líneas: Si tuvieras qué elegir una sola persona para vivir el resto de tu vida ¿quién sería y por qué?, ¿cuál es tu mayor inspiración?, ¿qué sueñas ser en 10 años?, ¿cómo es un día normal en tu vida?, si pudieras elegir un super poder para superar tus miedos ¿cuál sería y por qué?, ¿qué necesitas para hacer tu sueño realidad? La idea es que sean preguntas muy personales pero indirectas, que se puedan responder de forma relajada y con confianza.

Este paso es indispensable, ya que el Mapa de la empatía se debe resolver con base a deducciones por evidencia y no con suposiciones subjetivas, de lo contrario se estará fallando con la finalidad del ejercicio. Además, recuerde que lo más probable es que los estudiantes no sean del todo abiertos en una primera instancia, pero se permitirán hacerlo a medida que usted sepa generar esos espacios y cree vínculos para que ellos y ellas confíen y se dispongan a hacerlo.

 

Fuentes de información:

https://www.edutopia.org/article/empathy-classroom-management-tool

https://www.edutopia.org/article/power-empathy

https://www.rdstation.com/co/blog/mapa-de-empatia/

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